jueves, 28 de febrero de 2013

La luna tremenda como puños



La luna tremenda como puños
la boca llena de tu boca tierna
te adivine la letra de los ojos
te besé y perdí en esos mundos

un romance frágil y nocturno
pedí tu boca ciudad irredenta
y caíste bajo el sitio de mis besos
animal hermoso y absurdo

guárdame los versos y armonías
que sea un secreto sólo tuyo
a nadie debe importar mi vida

soy en la noche el genial conjuro
que ejecuta tu boca y tu saliva
oh luna tremenda como puños


Sebastián Ariel Rodríguez (autor)

martes, 15 de enero de 2013

Crepúsculo I


Así te pierdas bajo el peso del sol en el crepúsculo
o en una prosa maldita del maldito Rimbaud
yo aún trabajaría alquimias tales como el amor
y esgrimiría absurdo y cruel la palabra crepúsculo

Pensarás que no he ido lo necesariamente lejos
que no comprendo lo suficiente tu corazón
pero debes admitir que conjuré tu nombre amor
en todas las sublimes bocas lenguas y besos

Sebastián Ariel Rodríguez (Autor)

lunes, 10 de septiembre de 2012

Su verdadero nombre


Tembló cuando sucedió el beso, la niña que ahora recuerdo con dificultad. A veces su boca está pintada, otras no. Ardua e inútilmente busco restaurar todo aquello. Así temblará, creo yo, cada vez que un hombre acierte, en su exaltación o agonía, su verdadero nombre. Sé o pretendo saber que en el momento aquel también temblé yo. Ella que abrió su boca y atrapó su justo nombre en mi boca, a su vez, me reveló el alfabeto, el otro, el misterio, con el que se cifraron los besos de  cleopatra, magdalena y anaïs nin.
Dentro de mucho tiempo, un tiempo equidistante, otros sabrán, o saben, de nuestro beso. Y  en el ayer aún la alquimia sucede por vez primera.

Sebastián Ariel Rodríguez (autor)

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ojos Dorados


Un extraño  tiempo,  su cara, la del tiempo, trascurría en la cara de Elena. Yo entonces jugaba, tenía sueños audaces, ella me veía y a su vez también soñaba, quiero creer, sueños semejantes. Sus ojos eran, en ese tiempo extraño, dos manzanas de Idunn, así los veía, anclarse en los míos, cada mañana. La muerte ocurría en otros mundos, acaso fuese un rumor, una mitología. Un día fatal, no supe más de ella, las malas noticias comenzaron a ser crecientes. Supe, a mí pesar, que las manzanas doradas pertenecen a otro mundo, mas no la muerte. El tiempo, ahora vulgar, sucedería en otras caras, aún la mía, dramáticamente. No he tenido, desde los tiempos de Elena, ambiciones más elegantes.
Hoy he resuelto cumplir con mi destino de gigante, me tornaré en águila, e iré, tras los ojos de Elena, no importa en qué cara hoy se encuentren. Y moriré. Lo saben todos en Asgard.


miércoles, 22 de agosto de 2012

Ay Furor


Ay furor               pecho mío
                soy un hombre triste
igual que Benedetti olvido
el suicidio es
casi siempre gratuito
me aguardan tormentas
lunas como puños
una mujer tan impura
                como yo
dolor     tigre
dolor     perro
dolor     me muero
mi muerte
caeremos
vos y yo seremos
ridículos y tiernos
no seré feliz       claro
ni siquiera triste
                y luego el viento


viernes, 20 de julio de 2012

Esa copa de besos


Nunca habría bebido yo de esa copa de besos de haber sabido que cada gota era más cercana al destierro que a la cicuta; aún así vaya para Esculapio, un gallo. Nunca, le estoy diciendo y escuche y preste atención, habría bebido, fue de un genial único sorbo, de esa boca cargada hasta el borde de besos, mi suicidio maravilloso no pudo ser, de haber yo sabido que me estaba bebiendo inconciente ese grano de arena que se cuenta es el desierto. Nunca, pero nunca, le juro y entiéndalo bien, habría yo besado aquel beso, mordido su copa, romperme la boca contra esa calle colmada hasta el borde de ausencias, de haberme enterado que no podría ir jamás a otro lado, que pasaría las noches vagando errante por la calle que le cuento está usted y todas ésta multitud de ausentes, y nadie más, vea no hay nadie más, y no cabe un alma más, ¿cómo se explica esto señor?.


sábado, 3 de diciembre de 2011

Encantamiento


Fabulosos negligentes dos signos
interrogativos
se peina la niña el liberto beso
le di en el dorso de la palma
y en la palma misma
como besos mi alma triste
yo que ledas libe cisnemente
ejecutando mi armónico en cada pulso
sí          sospecho de la rosa
y en los ojos de la primavera
subversiva la rosa
eco in crescendo de mi clase
la niña me alborota un pensamiento
tiernamente sonríe
hay un método en su boca
            pienso
mirándola encantado
            qué cosa
hay que militar ese gesto
hay que militar esa rosa